
09 Jun Burocracia y programación didáctica
La palabra burocracia suele emplearse en educación con un tono peyorativo y generalmente referido a la administración pública, cuyo concepto se apoyaría en la prevalencia de la documentación como mecanismo de definición de unas pautas uniformes y estandarizadas que facilitarían su control por los órganos superiores jerárquicos. En este sentido, no quedaría clara la eficacia de la documentación elaborada, y se valora negativamente el tiempo de gestión dedicado a esta labor que impide volcarse en otras cuestiones que tendrían un mayor valor añadido en el sistema educativo. Sin embargo, para el sociólogo alemán Max Weber la burocracia es la organización eficiente por excelencia, la organización llamada a resolver racional y eficientemente los problemas de la sociedad y, por extensión, de las empresas, en nuestro caso de los centros educativos.Entre ambos conceptos existe una notable diferencia; la diferencia que separa la rutina inoperante y la calidad del servicio público. En esta dualidad ¿qué valor tiene la programación didáctica para los centros educativos y para la calidad y equidad del servicio público de la educación?.
El pasado 7/06/2019 tuve la oportunidad de realizar una ponencia, invitado por la Unión Sindical de Inspectores de Educación, para inspectores, inspectoras y profesorado, en la que reflexioné en torno a la programación didáctica y su impacto en las funciones de enseñar y evaluar el proceso de aprendizaje del alumnado y la propia práctica docente, en cuanto a su desempeño y rendimiento.
Hoy los centros docentes son las unidades de planificación, desarrollo y evaluación del currículo escolar y no pueden limitarse a replicar soluciones estandarizadas que, en su entorno, puedan abocar al fracaso de los estudiantes. Si la Educación como derecho fundamental y primario, irrenunciable, por su contenido esencial no puede considerarse sino en función de quien siendo educando es persona tributaria de dichos derechos, toda actividad de los poderes públicos, tiene que tener como referencia obligada y primera a dicho educando. Y es por ésto por lo que uno de los principios del sistema educativo español dota de autonomía a los centros docentes, para que bajo el principio de una educación común, se adopte la atención a la diversidad como principio fundamental. Esto exige una respuesta metodológica de centro.La actividad de los centros recae en última instancia en el profesorado que en éstos trabaja. A ellos les corresponde completar y concretar el currículo básico para adaptarlo y definirlo a las circunstancias concretas del nivel social, económico y cultural de su alumnado.
. Porque el profesorado como comunidad profesional de práctica, aprueba (o eso dice la LOE) la programación didáctica elaborada en los órganos de coordinación didáctica, en el claustro.Tal y como se analizó en la ponencia, la programación didáctica es determinante en el ejercicio de la profesión docente que recoge en el artículo 91 de la LOE, las funciones de programar, enseñar y evaluar.
Porque la libertad de cátedra, que es la libertad de enseñar, tiene un doble contenido (positivo y negativo). Desde el punto de vista positivo es la proyección de la libertad ideológica y del derecho a difundir libremente pensamientos, opiniones e ideas de los docentes en el ejercicio de su función, pero respetando siempre los planes y programas de estudio (STC 217/1992). Por lo que la programación didáctica, es el marco del ejercicio de esa libertad de cátedra que arropa y obliga al docente.
Porque al evaluar, el alumno tiene derecho a que si dedicación, esfuerzo y rendimiento sean evaluados con objetividad (artículo 6.c de la LODE). ¿Cómo ser objetivo en una actividad humana, como es la de enseñar y no tener en cuenta elementos subjetivos?.
La objetividad es un concepto jurídico indeterminado que señala la característica inherente a la función administrativa que es la objetividad y publicidad que equivale a imparcialidad o neutralidad, de tal forma que la actividad ha de desarrollarse en virtud de pautas estereotipadas públicas, no de criterios subjetivos (entre otras la Sentencia del Tribunal Supremo de 19/05/1990). Si leen cualquier Orden de Evaluación, de cualquier etapa educativa, las reclamaciones de calificaciones se resuelven valorando la evaluación y motivando la calificación conforme a los elementos de la programación didáctica (adecuación a contenidos, criterios de evaluación, estándares de aprendizaje evaluables, instrumentos de evaluación…). En definitiva pautas estereotipadas que se hicieron públicas (el proyecto educativo es público) y que comprometen el rendimiento del profesorado y del alumnado. Porque la evaluación del desempeño docente, así como de su rendimiento, tendrán como instrumento de medición el diseño curricular (programación didáctica) y su desarrollo en la práctica docente.
Todo ello sin olvidar que para acceder a la función pública, habrá de presentarse el documento de la programación didáctica, con un rigor formal, defenderlo y superada la oposición, afrontar la fase de prácticas, con el referente de la programación del centro educativo, para superar definitivamente el proceso selectivo y ser declarado APTO.
Los últimos informes internacionales (Talis, Pisa) ponen de relieve que en los centros educativos domina la práctica docente solitaria, sin posibilidad de retroalimentación profesional entre los colegas. En estos casos el principal perjudicado es el alumnado que queda al albur del modelo metodológico personal del docente asignado a un grupo y no del modelo pedagógico del centro educativo (que tiene la competencia, atendiendo al artículo 6.bis de la LOE) que garantiza la coherencia de la práctica docente en los grupos del mismos nivel y respecto del proyecto educativo.
Cambiar la visión de una programación didáctica como un trámite que hay que salvar por la burocracia de la Administración y convertirla en el fruto de la reflexión de un claustro, supondría alcanzar un modelo educativo consensuado, contextualizado, conectado y coherente con el alumnado y las familias de nuestro entorno, colaborativo, comprometido con la calidad y basado en la creación y reconocimiento de las capacidades y desempeños del profesorado, alumnado y familias. Algo más que papeles.
@canalartes
Publicado a las 22:51h, 08 julioBuena reflexión y resolución.