13 Mar Libertad de elección de centro educativo y derecho, de las familias, a una información objetiva.

La cuestión que me planteo es si las familias tienen información suficiente, que las empodere para tomar una decisión respecto al modelo educativo que prefiere para sus hijos e hijas, o lo que recibe es una información sesgada e insuficiente, para optar, dentro de sus posibilidades, por un tipo de centro determinado.

¿Saben las familias cual es el valor añadido de ese colegio, para que su hijo o hija que necesita apoyo educativo, progrese en el sistema educativo?

En el año 1966 el informe Coleman generó controversia al señalar la escasa influencia de los recursos educativos en los resultados académicos de clases desfavorecidas. Provocó una fuerte reacción en contra y surgió un movimiento de investigación en favor de las escuelas eficaces. Un inspector de educación americano, George Weber ,hizo un humilde estudio que consiguió demostrar que había escuelas que enseñaban a leer y a escribir a niños y niñas de grupos desfavorecidos y otras, con el mismo tipo de población, no lo conseguían. La principal novedad del estudio fue «entrar en el aula», para definir los factores de eficacia escolar.

En la época de la transparencia y buen gobierno ¿qué saben las familias de cómo funciona, por dentro el sistema educativo, para decidirse por un centro educativo?. Poco y en mi opinión, como titulares del derecho a la educación de sus hijos e hijas, tienen todo el derecho a recibir información rigurosa y transparente, no del ranking de centros, sino de la eficacia del centro atendiendo al ISEC de las familias.